18 de junio de 2015

El pez por la boca muere: Randazzo, ni a presidente, ni a gobernador

 
 
 
The fish dies by mouth: Randazzo, or president, or governor
 
 El ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo declinó su postulación a presidente y rechazó un ofrecimiento para competir en la provincia de Buenos Aires, anunció el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Seguirá integrando el Gabinete. Tal como había prometido, la presidencia o nada. Se había mostrado muy duro con Scioli y eso no gustó en la Rosada
 
 "Florencio ha desistido de participar como precandidato a presidente de la Nación y no ha querido ser candidato en la Provincia por el Frente para la Victoria", dijo Aníbal al iongresar a la Casa Rosada, esta mañana.
Ayer, había sido un día complicado para el chivilcoyano. Y también para varios K. El ofrecimiento que Cristina Fernández le dio a Florencio Randazzo fue un golpe duro para los otros aspirantes a la gobernación, y reinaba el escepticismo en el entorno de Julián Domínguez, que ve resignadas sus chances de ser gobernador.

Más curtido en golpes, Aníbal aceptó la condición. De hecho siempre estuvo latente esa posibilidad de salir de una cancha a la que entró en tiempo de descuento y casi como un ordenador de una interna desmadrada que como el verdadero capitán que levantaría la copa.

La realidad es que en una reunión en la que Randazzo recibió el convite, Cristina no le dejó margen ni siquiera para elegir el vicegobernador. Le dijo que sería Eduardo “Wado” De Pedro, a quien había recibido minutos antes y se cruzó con Randazzo en la puerta del despacho de la Presidenta.

Al ministro del Interior no le gustó nada la elección de Carlos Zannini como acompañante de Daniel Scioli, y supo en el mismo instante del anuncio que se había cortado su ilusión presidencial.

También supuso lo que se vendría. Y Cristina no le dejó opción. Era la gobernación o nada, y con un vice de La Cámpora, que además está en buena sintonía con Scioli y será también un comisario político a su eventual gestión en la Provincia.

En la Secretaría General intuyeron que todo estaba cocinado, pero con el transcurso de la tarde les llamó la atención la demora de Randazzo en confirmar un ofrecimiento. Pues el ministro pidió tiempo y se recluyó en su despacho con los más íntimos.

El randazzismo bonaerense apagó los teléfonos, y la extensión del misterio hizo dudar en las altas esferas de la Casa Rosada cuál sería finalmente la decisión.

Un dato importante es la promesa que el ministro se habría llevado del despacho presidencial. La orden de bajar a la Provincia fue acompañada con una oferta que le daría al próximo gobernador una holgura económica con la que no contaron los antecesores y que incluso le resigna recursos al próximo presidente para entregárselos a la provincia de Buenos Aires.

Habrá que ver el modo que se instrumenta el desembolso, pero dos cosas son seguras: se hará por ley y no se tocarán los puntos de coparticipación de las provincias. Eso sí, no le tocará a Randazzo. Quizá a Vidal, a Domínguez, a Aníbal, perto no a Randazzo.

Esa promesa de más autonomía económica no alcanzó para una respuesta rápida del chivilcoyano, que herido en su orgullo sopesó la posibilidad de irse a su casa o aceptar un cargo que hasta ayer nomás negaba a rajatabla. Al final, lo siguió negando. Cumplió con lo prometido: la presidencia o nada.