El momento soñado para un grupo de jugadores que emociona. Una alegría inmensa para el básquetbol argentino. Esta Generación Dorada, que tanto le entregó al deporte nacional, hoy dio otro motivo más para sentir orgullo y soñar con más. Con el pasaporte a Londres 2012 ya en el bolsillo, la Selección se reinventó y tuvo revancha ante Brasil en la final del Preolímpico. Una victoria por 80-75 que, más allá del título, le da la posibilidad de imponer respeto ante un rival que a partir de la mano de Rubén Magnano está en franco ascenso.
"No es lo mismo clasificado que campeón". Las palabras de Julio Lamas fueron también del plantel. Y quedaron reflejadas con ese primer cuarto que tuvo la Selección. Es que salió con todo, con fiereza en defensa y buena circulación en ofensiva. Y encontró gol a través de Scola (8 puntos: 3 de 6 en dobles, 2 de 2 en libres) y de los triples de Delfino (2 de 2). Brasil, en tanto, concentró todos sus puntos en dos hombres, Marquinhos (5) y Tiago Splitter (4). Así, al cabo de los primeros diez, Argentina gozó de una buena ventaja (21-9) y el Polideportivo era un hervidero.
Mejoró Brasil en el segundo y Argentina comenzó a dudar. El que no dudó fue Scola que volvió a ser el eje en ataque y sumó diez de los catorce de la Selección en el período. Del lado brasileño comenzaron a llegar respuestas. Marquinhos (7) creció más aún. Pero también aparecieron Rafael Hettsheimer (4), Alex (4) y Luz (3). Y entonces la brecha se redujo: 35-27.
Luego del entretiempo, se secó Argentina. No se pasó la bola, no funcionó colectivamente y apostó a arrestos individuales que no le ofrecieron buenos dividendos. Marquinhos (5) siguió como pieza clave brasileña y Manu, complicado por 3 faltas, cometió 3 pérdidas y apenas si pudo acompañar a Delfino (5) y Scola (4). A los últimos diez, entonces, ingresaron con ventaja de un doble para Argentina: 50-48.
Furioso fue el arranque brasileño en el último. Con un triple de Guilherme, una jugada de tres puntos de Vitor, y un doble de Marcelo Huertas lo dio vuelta y sacó 5 puntos de ventaja (55-50) en menos de un minuto.
Pero Argentina reaccionó, motivado otra vez por la energía de Kammerichs. Y, con el goleo de Scola, pasó al frente 57-56. Prigioni estiró a tres, pero Hettsheimer volvió a acercar con un doble: 59-58.
El Luifa fue clave y, con otra jugada de tres puntos, estiró a cuatro (64-60) la diferencia para Argentina, a 1m50. Prigioni estiró con un triple y Argentina, más allá de la arremetida final de Brasil y algunos tiros errados por Manu, lo cerró desde la línea.
Entonces, toda la presión acumulada durante el torneo pareció disiparse. Y Argentina festejó a lo grande.