9 de septiembre de 2011

Una vida dedicada a predicar el valor de la unión nacional


A life dedicated to preaching the value of the national union

El 9 de septiembre de 1981 moría Balbín, un ejemplo de lucha por la democracia y la consolidación de la república


Después de una larga vida dedicada a la política, hace hoy treinta años moría en La Plata Ricardo Balbín. No sólo fue llorado por la ciudad que había adoptado desde muy joven. El duelo fue el del país entero, conmovido por la muerte del líder radical que ya había pasado a ser un caudillo reconocido por todos los sectores políticos.

Centenares de miles de personas se instalaron a la vera del camino que el cortejo fúnebre recorrió desde la capital federal hasta nuestra ciudad. Al honrarlo, la ciudadanía dejaba testimonio de reconocimiento a su permanente adhesión al sistema democrático y a la necesidad de rescatar al país de la dictadura.

Balbín corporizó la figura de un verdadero predicador republicano. Todo lo que construyó en su trayectoria lo hizo para consolidar las instituciones. Asistir a los actos en los que Balbín hablaba era como participar de una liturgia democrática. Se alzaban voces en el público que lo azuzaban y él respondía con sus metáforas llenas de ideales, de caminos, mástiles y banderas. Pero fue también, en el diálogo, con ese tono susurrado y profundo, un hábil polemista y un inigualado negociador.

El 9 de septiembre de 1981 murió. Dejó pocos bienes materiales. Muy pocos, porque dedicó su vida a tratar de enriquecer la calidad de vida política de su país. Se fue abrazado por centenares de miles de argentinos que ese día agitaron pañuelos y cantaron consignas a favor del retorno a la democracia.

Porteño de nacimiento, sus padres, inmigrantes de Asturias y Andalucía, se radicaron primero en Laprida y después en Ayacucho, donde encontraron trabajo. A los 17 años se mudó a La Plata y empezó a estudiar Medicina, mientras comenzaba a militar en el radicalismo. En 1924 inició su otra carrera, la de Derecho, abrazado ya a los postulados de la Reforma Universitaria. Fue secretario de la federación estudiantil, luchó con denuedo y lo echaron de la carrera. Poco después, le levantaron la sanción y se recibió en 1927, en tres años, con notas brillantes.

En La Plata conocería a Indalia Elena Ponzetti, su futura esposa y madre de sus cuatro hijos. Cuando se produjo el golpe de 1930 organizó una recordada manifestación popular, en abierto desafío a las restricciones impuestas por el régimen.

Había inaugurado su carrera política. Pero poco después sobrevendría un primer revés. En una crónica anterior de este diario se recuerda: "paradójico destino el suyo, las urnas siempre le fueron adversas, incluso cuando triunfó. El 5 de abril de 1931 el candidato a gobernador por la UCR ganó, pero los comicios resultaron anulados y el novel candidato a diputado provincial no pudo ocupar su banca".

Recién una década más tarde volvió a ser elegido, pero ante la evidencia de que habían existido comicios fraudulentos renunció. Y en 1946 accedió finalmente al recinto de Diputados para obtener, de inmediato, la presidencia de la bancada radical, el recordado "bloque de los 44" para el que fue reelecto en 1948. Un año después la mayoría peronista gestionó su desafuero para someterlo a juicio por desacato al presidente Perón por expresiones que formuló. Fue detenido al salir del cuarto oscuro en 1950 y recluido primero en las cárceles de Rosario y de San Nicolás, para ser trasladado después a Olmos.

Perón lo indultó y Balbín rechazó ese indulto, convirtiéndose así en un líder de la oposición. Producida la ruptura democrática de 1955, un año después Balbín protagonizó un duro enfrentamiento con Frondizi y la UCR se dividió, con ambos liderando las dos fracciones.

Dos años después Frondizi triunfó en las elecciones y Balbín siguió liderando la entonces llamada UCR del Pueblo. Comenzaron las marchas y contramarchas institucionales. Frondizi fue derrocado en 1962 y se llamó a elecciones para un año después. Balbín cedió su candidatura a Arturo Illia y éste llegó a la presidencia. La inestabilidad política ya era recurrente. El peronismo estuvo proscripto en esa época. Los militares derrocaron a Illia en 1966 y Balbín se reservó una misión trascendente, la de gestar y participar en 1971 en la Hora del Pueblo. Sus reuniones con Perón en 1972 y 1973 ocuparon la escena política.

Un año después volvería a ser derrotado en las urnas, por las fórmulas peronistas Cámpora-Solano Lima y Perón-Isabel Perón. Sin embargo, en medio de esas dos elecciones se había hablado de la fórmula Perón-Balbín, barajada como alternativa por el primero de ellos. Al final, esa idea quedó descartada. Pero, con la contribución capital de Balbín, había triunfado el definitivo acercamiento entre peronistas y antiperonistas.