Cristina asked his own restraint and called for all forces
En la misma habitación del piso del 19 del Hotel Intercontinental en la que había pasado una de sus peores noches junto a Néstor Kirchner en junio de 2009, la Presidenta vivió anoche su gran revancha política y personal.
Desahogaba su emoción en los abrazos que se daba cada tanto con su hija Florencia o su cuñada, Alicia. Ante los ministros y colaboradores más cercanos, en cambio, se mostraba alegre, con una sonrisa que nadie le veía desde el fallecimiento de su marido , pero nunca eufórica. “Cristina estaba muy contenta por el resultado y por la gran participación, pero también por Néstor.
Nos pidió mesura, humildad y trabajar para octubre ”, le contó a Clarín un ministro que tuvo acceso a la intimidad de ese piso 19 donde no hubo ni brindis, ni champagne.
Desde temprano, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, la había mantenido al tanto de los niveles de concurrencia a las urnas y de los bocas de urna que había encargado la Casa Rosada. Los dos daban niveles altísimos.
Nos pidió mesura, humildad y trabajar para octubre ”, le contó a Clarín un ministro que tuvo acceso a la intimidad de ese piso 19 donde no hubo ni brindis, ni champagne.
Desde temprano, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, la había mantenido al tanto de los niveles de concurrencia a las urnas y de los bocas de urna que había encargado la Casa Rosada. Los dos daban niveles altísimos.
Durante la semana, en Balcarce 50 ya tenían estudios que le daban a la Presidenta cerca del 45 por ciento de intención de voto. Ayer, los encuestadores amigos comenzaron a hablar de 47 o 48% a media tarde. En el Gobierno ya se habían quemado tantas veces en las últimas semanas con los números de las encuestas que no querían creerlos. Al final, los resultados oficial superarían los cálculos más optimistas .
El contraste con aquella noche infausta del kirchnerismo de 2009 en la que un Kirchner demudado bajó a dar la cara después de la una de la madrugada, fue mayúsculo.
Apenas pasadas las nueve de la noche , la Presidenta tomó el ascensor hasta el segundo subsuelo, donde esperaban las cámaras, los periodistas, y unos doscientos funcionarios y militantes.
Se mostró magnánima y generosa como pocas veces . “No esperen de mí en esta noche maravillosa ninguna palabra que menoscabe, agravie u ofenda a nadie. No vine a eso”, dijo la Presidenta, en la punta de un amplio escenario, en el que sólo la acompañaba Amado Boudou, de jeans y campera de cuero. “Me enorgullezco con estas primarias de haber dado un salto de calidad”, continuó, antes de revalorizar los espacios gratuitos de publicidad cedidos a todos los partidos “para comenzar a construir la autonomía de la política del poder económico”.
Le dedicó un único reclamo concreto a la oposición: “un reconocimiento a esta calidad institucional por parte de todos los partidos políticos, porque nos ayudaría a crecer a todos”. Y otro de soslayo: “Si escuchamos lo que dice la sociedad a través de las urnas, vamos a equivocarnos un poco menos”.
Entre tanto elogio al proceso de las primarias, las referencias a su amplia victoria electoral fueron menores.
“Este acompañamiento de la sociedad es un reconocimiento al trabajo, al esfuerzo, a lo que hemos hecho en estos ocho años pero también es por lo que viene, por lo que falta hacer”, se permitió antes de invitar a subir al escenario a su hija, Florencia, pese a sus resistencias.
Era el momento de recordar a Kirchner.
“Ella era la preferida de él” , reconoció. “Quiero rendirle un homenaje también a él, esto que paso es para él y de él por sobre todas las cosas”, repitió.
“Díganme que está aquí”, pidió a la muchachada, que le devolvió un “Néstor no se murió/Néstor vive en el pueblo/la puta madre que lo parió”. Aníbal Fernández, Randazzo, Diego Bossio y la novia de Boudou, Agustina Kämpfer, acompañaban eufóricos a un costado.
“Como compañera, les pido redoblar los esfuerzos.
Más humildad que nunca. Más trabajo que nunca” , concluyó antes de que llovieran los papelitos sobre el escenario y volviera a sonar el Dar es Dar de Fito Páez, como en el cierre de campaña en el Coliseo.
El contraste con aquella noche infausta del kirchnerismo de 2009 en la que un Kirchner demudado bajó a dar la cara después de la una de la madrugada, fue mayúsculo.
Apenas pasadas las nueve de la noche , la Presidenta tomó el ascensor hasta el segundo subsuelo, donde esperaban las cámaras, los periodistas, y unos doscientos funcionarios y militantes.
Se mostró magnánima y generosa como pocas veces . “No esperen de mí en esta noche maravillosa ninguna palabra que menoscabe, agravie u ofenda a nadie. No vine a eso”, dijo la Presidenta, en la punta de un amplio escenario, en el que sólo la acompañaba Amado Boudou, de jeans y campera de cuero. “Me enorgullezco con estas primarias de haber dado un salto de calidad”, continuó, antes de revalorizar los espacios gratuitos de publicidad cedidos a todos los partidos “para comenzar a construir la autonomía de la política del poder económico”.
Le dedicó un único reclamo concreto a la oposición: “un reconocimiento a esta calidad institucional por parte de todos los partidos políticos, porque nos ayudaría a crecer a todos”. Y otro de soslayo: “Si escuchamos lo que dice la sociedad a través de las urnas, vamos a equivocarnos un poco menos”.
Entre tanto elogio al proceso de las primarias, las referencias a su amplia victoria electoral fueron menores.
“Este acompañamiento de la sociedad es un reconocimiento al trabajo, al esfuerzo, a lo que hemos hecho en estos ocho años pero también es por lo que viene, por lo que falta hacer”, se permitió antes de invitar a subir al escenario a su hija, Florencia, pese a sus resistencias.
Era el momento de recordar a Kirchner.
“Ella era la preferida de él” , reconoció. “Quiero rendirle un homenaje también a él, esto que paso es para él y de él por sobre todas las cosas”, repitió.
“Díganme que está aquí”, pidió a la muchachada, que le devolvió un “Néstor no se murió/Néstor vive en el pueblo/la puta madre que lo parió”. Aníbal Fernández, Randazzo, Diego Bossio y la novia de Boudou, Agustina Kämpfer, acompañaban eufóricos a un costado.
“Como compañera, les pido redoblar los esfuerzos.
Más humildad que nunca. Más trabajo que nunca” , concluyó antes de que llovieran los papelitos sobre el escenario y volviera a sonar el Dar es Dar de Fito Páez, como en el cierre de campaña en el Coliseo.
Después volvieron todos al 19 para el festejo íntimo que se contó al comienzo de esta crónica, mientras funcionarios menores se repartían en las habitaciones de los piso 16, 17 y 18.
Obedientes, todos expresaban su alegría con sordina.
Obedientes, todos expresaban su alegría con sordina.
“Todavía no ganamos nada. Hay que trabajar para octubre”, repetían ante los micrófonos. Ella pidió a sus ministros silencio de radio esta mañana. Con los resultados finales, hablará primero ella, por TV, desde la Casa Rosada.