Rotted all the INADI: the fight to the shouting match between Morgan and Rachid
Sobre llovido, ceniza volcánica. La interna entre el presidente del Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI), Claudio Morgado, y su vice, María Rachid, requirió ayer de la intervención policial en la misma sede del organismo, en Moreno 750, y con una decena de funcionarios declarando en la comisaría 2°.
El desborde de la pelea que arrastran hace meses Rachid y Morgado llegó en el momento menos oportuno para el Gobierno, en medio del escándalo por los desmanejos de dinero en el programa Sueños Compartidos de las Madres de Plaza de Mayo. De pronto, dos pilares centrales de la construcción kirchnerista como los derechos humanos y de las minorías aparecen enlodados por pujas de poder y procedimientos oscuros.
Desde su desembarco en el INADI, el año pasado, Rachid se dedicó a horadar el poder de Morgado. Según contaron a Clarín fuentes que conocen esa dependencia desde adentro, Rachid funciona como una suerte de interventora del organismo en nombre de Aníbal Fernández .
El jefe de Gabinete le factura a Morgado no haber frenado el conflicto con la comunidad Qom, ya que el líder rebelde de los aborígenes, Félix Díaz, trabajaba en la delegación formoseña del INADI.
Díaz fue uno de los primeros que Rachid se encargó de echar del organismo . Le siguieron decenas de otros funcionarios que venían de la gestión de María José Lubertino y habían continuado bajo la batuta de Morgado.
Con el impulso de Aníbal F., Rachid comenzó a organizar reuniones de directorio sin siquiera informar a Morgado.
En la última, logró imponer una resolución que le quitó al presidente la posibilidad de aprobar ningún expediente sin la firma de Rachid o del resto del directorio.
En el INADI cuentan decenas de anécdotas del estilo autoritario de su vicepresidenta. Su carácter también distanció a la ex presidenta de la Federación de Gays, Lesbianas y Transexuales de la comunidad gay, un dato que preocupa al kirchnerismo porteño, ya que Rachid es la cuarta candidata a legisladora en la lista de Daniel Filmus.
En el medio, apareció un nuevo y millonario foco de conflicto: INADI TV, uno de los nuevos canales digitales que lanzará la Casa Rosada. Morgado, con su extenso currículum televisivo a cuestas, pensó que nadie le discutiría la conducción del proyecto.
Pero Rachid también intenta quedarse con el timón de ese barco.
“Aníbal pretende que María fuerce la renuncia de Morgado antes de diciembre”, aseguró una fuente gubernamental.
Pero Morgado resiste.
Ayer, intentó recuperar algo del poder perdido designando gente de su confianza como Diego Koltes en la dirección administrativa, Emiliano Ramírez en la dirección política y algunos nombramientos más en la secretaria Legal y Técnica y en la Mesa de Entradas, donde Rachid venía acaparando espacios.
Ella no se anduvo con chiquitas. Se enfrentó con Morgado a los gritos e intentó desalojar a los funcionarios designados de sus oficinas. Al ver que se resistían, llamó a la Policía para que evite lo que caracterizó como una “usurpación”, ya que Morgado no podría designar a nadie sin su acuerdo.
Todos terminaron declarando en la seccional 2°.
Quizás por eso, ninguno de los dos protagonistas respondió los llamados de este diario.
El actor, conductor de televisión y ex diputado del Frente para la Victoria intentó algunos cambios moderados en el organismo y avanzó en una gestión con menos estridencias.
Rachid desembarcó en el INADI, en diciembre de 2010, como una virtual interventora que comenzó a vaciar de poder a Morgado. Con modales duros, logró desplazar a funcionarios que respondían al presidente y nombró otros de su agrado. En la última reunión de directorio logró aprobar una resolución en la que Morgado perdió toda capacidad de resolver algo sin el acuerdo de Rachid. En el medio, se coló la disputa por el manejo de la nuevo canal público INADI TV.
Morgado resiste en su puesto, pero cuando ayer intentó designar nuevos funcionarios de su confianza, Rachid rechazó esos nombramientos a los gritos y llamó a la Policía para que impida su ingreso porque Morgado no contaría con la capacidad para designar a nadie sin su aval.